Olga Thaureaux Puertas
Alcemos nuestras voces, todas y todos, para salvar a Gerardo, un héroe admirable, un inocente que merece vivir en libertad.
Me sumo a este pedido del Parlamento cubano y exhorto a los hombres y mujeres del mundo que lo hagan a viva voz para ver si el señor Obama asume una actitud digna.
Desde que hace más de tres días Ricardo Alarcón explicó la nueva injusticia del gobierno de EE:UU hacia Gerardo Hernández Nordelo, albergué la esperanza de que ese gobierno, en la persona de Obama, mostrara una reacción favorable, que apartara ese odio hacia todo lo que es Cuba y que el factor humano prevaleciera.
Se trata de un hombre joven, pero con 12 años de cárcel, que ha sufrido física y psicológicamente muchas cosas, entre ellas, el derecho de recibir la visita de su esposa Adriana Pérez.
Un hombre sobre el cual la llamada “justicia” norteamericana se ha ensañado de mala manera: dos cadenas perpetuas, más 15 años de prisión, y que en medio de una demanda de habeas corpus, último recurso legal que le queda en el sistema norteamericano, lo aíslan de sus abogados para impedir el buen desarrollo del proceso.
Ahora desde el 21 de julio, está otra vez en el “hueco”, enfermo, con un diagnóstico médico sin confirmar, lo que puede traer consecuencias graves para su salud.
Esta vez -según declaración del Parlamento cubano- intervinieron oficiales del Buró Federal de Investigaciones, quienes dejaron claro que Gerardo está confinado por una decisión de esta Agencia.
Ya el pueblo cubano ha responsabilizado al gobierno de EE.UU con lo que pueda suceder a Gerardo, pero pienso y me respondo: ¿A caso le puede importar eso, si no le han importado, por ejemplo, las consecuencias de 50 años de bloqueo, o que un terrorista como Posada Carriles, denominado “patriota” por su largo historial de lucha contra la soberanía de Cuba, esté libre, vanagloriándose de lo hecho y hasta de lo que le falta por hacer?
Quisiera equivocarme y despertar con la noticia de que Gerardo, al menos, está siendo tratado como un ser humano.
Pero no debemos desmayar pues él es nuestro mejor ejemplo, a pesar de todo lo dicho Gerardo mantiene su indomable resistencia, su voluntad irreductible, su optimismo y convicción en la victoria.
Así es que UNÁMONOS TODOS para salvar a este hermano, a este PATRIOTA.